Desde hace un tiempo acá al pensar en la máscara como dispositivo de identidad, construcción e imagen me he interesado en la estructura de la cabeza y como adquiere ciertos significados de violencia y poder al ser decapitada.
La puesta en escena de la cabeza, sin cuerpo, ante un público acarrea una doble lectura. Una desde lo teatral y sus convenciones de presentación espectacular y una segunda desde lo metafórico, estrategia que busca motivar, manipular, seducir o conmover. En este caso 5 cabezas sin blemios se apropia de ciertas mitologías e imágenes , para, de manera casual e ̈ingenua ̈ se puedan establecer metarrelatos en tornos al trauma de la guerra y cómo nos relacionamos con el imaginario colectivo y la insensibilidad en torno a los cuerpos violentados.